A mitad de los años 80, tal vez un poco antes, conocí, por medio de mi entrañable amigo, León Félix Batista, a un poeta que destaca por su genuina entrega y camaradería, por su gran curiosidad por las obras de autores clásicos y modernos, con un sentido del humor ingenioso, prolífico escritor de poemas, cuentos, novelas y ensayos, me refiero al prominente poeta Amable Mejía, oriundo de Monseñor Nouel, Bonao, 1959, República Dominicana, autor de El amor y la baratija, libro que, desde su primera lectura, atrajo mi atención tanto por la brevedad de sus poemas como por la configuración y significación de los mismos