“Tuve el gusto de conocer a Rafael Bordao (nacido en la década del 50, La Habana) una tarde de junio de 1988 en Madrid en compañía de mi amigo y editor de mi poesía reunida, Felipe Lázaro. Me di cuenta en seguida que tenía un discurso denso de experiencias y asociaciones libres, toca la comunicación como un jazzista, improvisando, con un vocabulario rico, pero volviendo, como hace en su poesía, a los temas que le preocupa para producir un lirismo bien meditado y sugerente. Tal vez una persona que nazca en una isla tiene un sentido especial de su independencia, su tierra está rodeada de agua y si es un mar conectado con un océano, esa isla cultiva seres autosuficientes. Sin embargo, cuando su condición está alterada por un régimen autoritario como el de los hermanos Castro, y el discurso propagandístico de marxismo mal interpretado como comunismo dictatorial, nace una inclinación hacia una libertad que sólo se encuentra en otras partes, en el caso de Cuba, las costas de Florida, y la ciudad de Miami donde ahora vive. Para un librero joven lleno de aspiraciones y con una hija, las ataduras tradicionales no eran suficientes cuando llegó la oferta de Fidel, a todo cubano que no quería vivir con su sistema, la oportunidad de marcharse por el puerto de Mariel, o por cualquier otro medio de navegación a donde la embarcación y las olas le pudieran llevar (125.000 cubanos entre el 15 de abril y el 31 de octubre, 1980), en este caso, a un país grande cuya propia libertad a veces es una cuestión de luchar por ella. Y parar estudiar y desarrollar una carrera, ¿qué ciudad mejor que la más famosa por aceptar a tantos inmigrantes, con su estatua de libertad, aunque no siempre capaz de resolver la lucha para un puesto social libre de obligaciones, que minan la libertad personal, incluso en una democracia representativa e imperfecta? Así es la metrópolis de Nueva York.
Rafael se graduó con un doctorado de literatura en español de Columbia Teacher’s College con su tesis sobre lo carnavalesco y otras ironías del narrador y poeta más renombrado del éxodo del Mariel, Reinaldo Arenas, en su poema largo, Leprosorio (trilogía poética, Betania, 1990). Dio Bordao clases en escuelas de enseñanza media y en universidades, luego fue inspector de escuelas, se casó de nuevo, tuvo otra hija, pero sus inquietudes le llevaron a separarse para vivir en Miami. La vida biográfica no es la vida interior, la espiritual, la que empuja a una persona a sentirse como un viajero constante, buscando como un peregrino un hogar para el alma. Este tema del alma nos remite al poema “… de la sombra” (de El libro de las interferencias, 1995, pero en la última sección de esta antología) que comienza: “Traducir el alma / es observar la sombra […]” para concluir con una estrofa entre paréntesis:
(Toda sombra es un cuerpo
fuera de su horma
que escapa hacia el infinito).
[Tomado del prólogo por LOUIS BOURNE
Profesor Emérito de Español
Dept. of World Languages & Cultures
Georgia College & State University
Milledgeville, GA 31061
Poemas de Rafael Bordao
Distancia II
En medio de coños y cañas hay una cuba de fábulas,
una nomenclatura envejeciendo
y un esqueleto de efemérides abandonado.
Hoy la lógica prefiere la redondez de un valium
y yo me sentaré a cantar
sobre un cojín de frondas
el tema de mi entelequia:
He crecido como un obelisco a fuerza de ebulliciones,
me vistieron de aniversarios y rubores
y de una condicional monomanía: hastío.
Mi numen de saliva
late con estival trascendencia
y óptimo albedrío,
mis remos carcomidos
por un mineral pletórico e inflamable
me alejaron de un depósito de fimo.
¿Adónde voy ahora con esta voz erecta
hollando ensombrecidos restos
de gargantas sonoras?
[Proyectura, 1986]
Instrucciones para un joven poeta
Da miedo ser poeta; da miedo ser
un hombre consciente del lamento
que exhala cuanto existe.
Gabriel Celaya.
Lo primero que debe hacer
un auténtico poeta,
es lavarse bien la boca
(auto recetarse gárgaras)
y ponerse los zapatos
más estables y oscuros;
luego
echar andar por el planeta
tomando el pulso de cada cosa,
escudriñando toda respiración
auscultando el sonido de las emociones
y llevar siempre consigo una lupa
como el más eficaz amuleto
contra espíritus sospechosos
después
cantar, sí cantar (y no muy alto)
no sea que se ofenda algún pájaro
soñoliento en una rama
y comience a graznar sobre tu cabeza.
[Proyectura, 1986]
Testimonio de un ahogado
A los imperturbables peces
del laguito de Duke University.
Esos peces que no van ni vienen
hipodérmicos de nadar en lo remoto
inexpresivos y circunspectos
de flotar en el cansancio y el disgusto
en el agua que venda sus instantes
¿serán fragmentos de cópulas celestes?
sueñan en silencio comatoso
la ruta diagonal de todos los mortales
rojos de hipo y absortos en el ego
vagabundean por la melancolía del hombre
peces que se abruman
rotulados por la antigüedad del individuo
sordos de gloria y holgazanería
mareados de corazonadas y burbujas
empero
se apoderan del talento silente de la sombra
y se atiborran con fábulas y conmemoraciones
y se envilecen de una sabiduría errátil
tras un brillante salivazo
peces que se asfixian de nostalgia
en los antecedentes.
[Acrobacia del abandono, 1988]
Acrobacia del abandono
Arrojado al silencio
como un ente que nadie reconoce
como una gota incógnita y escurridiza
casi en el borde del ocio
sumido en la hipnosis del idiota
sin hospicio ni hora
rotulado por una incorpórea vergüenza
al aire libre y solo
como un loco o un santo
sentado en la arisca piel del orgullo
Denso d pensar en la ausencia
de arruinar con estremecimientos la mente
destilando la enjundia
el álgebra que subyace en los sueños
asido al hallazgo de la memoria
a la incidencia
al vocablo que vincula
buscando en la periferia un gancho
alguna luz que se derrame
alguna longitud que persevere
al margen de la amnesia
con la cabeza henchida de ocasos y equipajes
sentado con esos dioses
que no saben quienes fueron
mirando a los niños guiando bicicletas
-marciales y equilibristas-
rellenos de velocidades y filamentos
Y desde esa arista observo lo figurativo
lo inalterable
el ojo ajeno
un trazo luctuoso de perspectiva
-emponzoñando la dicha-
absoluto en el éter
anegando la transparencia del parque
la cualidad perenne del abismo
Empero las aves que trascienden en el vuelo
olvidan con su instinto cabal
los anuncios que no entienden
la herejía que borbolla
en el hacinamiento y el llanto
la perspectiva de cansancio
y divulgan su canto esencial
-incurable y olímpico-
su melodía de aire
en la acrobacia sin fin
de mi espíritu.
[Acrobacia del abandono, 1988]
Pájaros insomnes
En el parque de Washington Square
los pájaros no duermen.
¿Cómo podrían dormir estas aves delirantes
estas limosnas de la providencia,
sobre este étnico galope que retumba
hasta en los refugios de la muerte?
Se pasan toda la noche fermentándose
adormecidos en un perenne forcejeo
entre el equilibrio y el árbol,
y causan la atención de los perros
que les ladran su vetusta esperanza,
al verlos que caminan fallidos y mareados
justo en el borde del abismo.
Y no buscan la copa de los árboles
ni el favor del éxtasis en lo último,
ni se protegen tras las ramas
para proyectar el canto
o esconderse de la gente,
sino que luego de inhalar el humo
-esas sobras que tiran los excesivos-
se lanzan inobedientes hacia el pavimento
a caminar entre el prójimo doliente,
mirando con nostalgia una miga de pan
que contrapesa un fondillo de luz
allí donde el tamaño de los hombres es un estorbo;
mirando la colilla de un cigarro sin aliento
que ha estampado su aura amarillenta
en el tranquilo corazón de un papel;
mirando con lástima de pájaro
el inquietante egoísmo del tiempo,
que aumenta la ceniza y el polvo,
la esperanza y la flecha;
absortos y descorazonados
entre la petulancia de los hombres.
[Acrobacia del abandono, 1988]
Contraste
Veo casas que estallan de placeres
y yo me aburro de vivir tan inocente como un huevo
en este sitio demencial,
donde todo es perfecto y transitorio.
Los enamorados estiran la noche como si fuera un chicle:
la noche crece entre sus labios húmedos.
Luego se acuestan a dormir en ella
con pálidas flores largas
entre los brazos gráciles y desnudos.
(Siempre hay enamorados suicidas
en las madrugadas cansadas. Prefieren las lunas de lobos
y aúllan hacia el cielo,
donde una estrella espera la señal,
para hacer un pestañeo inolvidable).
[Acrobacia del abandono, 1988]
Pronóstico
Un día
-cuando no haya luces
en tu habitación-,
te despertarás sobresaltado
y te darás cuenta que has envejecido,
dilapidando tu cara pública en los espejos
(tu rostro como un emblema sagrado)
a fuerza de otear la tristeza.
Ese día
-será la fecha que niega
lo que somos, lo que fuimos y seremos-.
te sentirás caduco, abismal y misterioso,
salpicado de fango, ritos y secretos:
sabrás -después de todo- que la vida
es un caos y una disimulada censura
y que en el lado opuesto hay unos labios
que lactan sutilmente el aliento.
[Acrobacia del abandono, 1988]
Ola uno
La mer, la mer, tojours recommencee!
Paul Valery
Ola retórica de agua
que te suicidas
en los umbrales
de tu propia elocuencia.
Dale tu golpe
olímpico de sal,
quiere abrir con sus manos
tus ostras.
Dale tu furia
de cangrejos sumergidos
y tu sonora eyaculación
de espuma,
antes que arrecie el mar
y renazca (forever)
el olvido.
[Escurriduras de la soledad, 1995 / 2008]
Ola dos
Bajo la muda navegación de su alma
el viajero mira los peces más brillantes
el espinazo de un bote carcomido
por el menosprecio de la soledad,
sobras que emergen, espectros de memorias
que se destiñen y pudren
allí donde la palpitación del agua
interrumpe el brevísimo coito
de los peces.
[Escurriduras de la soledad, 1995 / 2008]
Ola tres
Y fue tanta su urgencia
que de pronto se vio en lo más abierto,
emboscado por la uniformidad del cielo
y por lo errabundo de las aguas,
como un pez más del mar último
que atraviesa la quimera de la noche,
su minucioso y eterno pestañeo
buscando en el instante fugitivo
su inaprensible cambio.
[Escurriduras de la soledad, 1995 / 2008]
Ola ocho
Cuando los niños
con su oficio de dioses
le corten un crespo
de ternura,
cuando tú le devuelvas
las tímidas canoas
y los intrépidos
navíos
de tu vigor salino,
entonces
te hará con sus enojos
un monumento
en el risco
más renuente,
a donde irá a leer
con una vela.
[Escurriduras de la soledad, 1995 / 2008]
Ola violeta
Grey peak of the wave/
wave, colour of grape’s pulps…
Ezra Pound
Linfa de asombradizos
ojos autumnales,
toda la magia
de tu cuerpo
ha sido elogiada
por sus labios:
abre tus rombos de huchas,
las fechas ininflamables
y vierte todas tus cuitas,
encima de su valentía.
(Cárdenos y adiposos
los golpes de mar
abortan el ocaso).
[Escurriduras de la soledad, 1995 / 2008]
Ola negra
Y cada ola quisiera ser la última.
José Emilio Pacheco.
La soledad
ciega como una piedra
que cae en las entrañas
del abismo,
sin voz como los peces
que callan y reciben
el incentivo fatal,
rompe el himen de la noche
con su efímero secreto.
Voltea, ola, tu inmarchitable
corazón nervioso,
las voces que se apagaron
en el desamparado infinito,
las tablas del infausto bote
que resoplaban sus fobias
su brisa de misterio,
vencidas por la insonoridad
de los gritos.
[Escurriduras de la soledad, 1995 / 2008]
Biografía de Rafael Bordao:
Rafael Bordao, Ph.D. (La Habana Vieja). Poeta, escritor, editor, profesor y exiliado cubano. En octubre de 1962, le faltaba una semana para salir solo de Cuba por la Operación Pedro Pan, pero al desatarse la inquietante Crisis de Octubre, todo se paralizó y cerraron las salidas del país. Se matriculó en la Facultad de Psicología y en la de Artes y Letras de la Universidad de La Habana (1969-70), pero fue expulsado por diversionismo ideológico y borrado de los archivos del estudiantado, a petición de la Seguridad del Estado. En marzo de 1980 fue citado por la Seguridad del Estado (en Villa Marista), para ser entrevistado por un teniente que dijo llamarse, Risquel; éste lo amenazó con ir a la cárcel de 5 a 10 años, de continuar escribiendo en contra de los líderes de la revolución; de regreso a casa fue acompañado por un militar para que le entregara una novela inconclusa y otros manuscritos, esto sólo podían saberlo, por un joven escritor (supuestamente su amigo) con el que se reunía ocasionalmente, para leerse mutuamente lo que cada uno escribía. Estudió por extensión universitaria cursos de Periodismo, Historia de la Literatura, francés y Apreciación de las Artes Plásticas, entre otros. Obtuvo dos Maestrías y un doctorado en el Teachers College de la universidad de Columbia en New York City. Su obra poética ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales. Es autor de los poemarios: Proyectura; Acrobacia del abandono; El lenguaje del ausente; El libro de las interferencias; Propinas para la libertad (Primer Premio / Premio Internacional de Poesía «Poeta en Nueva York» 1997; Los descosidos labios del silencio y Los despojos del sueño / The Debris of Dreams. Su poesía ha sido publicada en más de 60 antologías en inglés, español, francés y portugués, y en numerosas revistas literarias de Estados Unidos, Hispanoamérica y Europa.
Su libro de crítica social, La revolución de Castro: Un aborto perfumado, se publicó en Colombia en 1999 al cumplirse 40 años de socialismo en Cuba. En 1998 fue honrado en el Teacher’s College de la Universidad de Columbia de New York, como «Homme de Lettres» (Medalla de plata y Diploma) de la Academia de Arts-Sciences-Lettres de Francia, y ese mismo año fue el ganador del Premio Internacional, “Fernán Esquío”, con sede en Galicia, España. Sus poemas han sido parcialmente traducidos al inglés, francés, italiano, portugués y hebreo.
Su tesis doctoral en Columbia University, La sátira, la ironía y el carnaval literario en Leprosorio (Trilogía Poética) de Reinaldo Arenas, fue seleccionada y publicada en el 2002 por la editorial norteamericana, The Edwin Mellen Press. Fundó y dirigió en Nueva York las revistas literarias internacionales: La Nuez (1988-93) y Sinalefa (2002-2014).
Ha ofrecido talleres de poesía y ha sido invitado a dar conferencias y a leer sus poemas en diferentes universidades, bibliotecas, y en la icónica Biblioteca del Congreso en Washington, D.C. Enseñó Español, Español Conversacional y Cultura y Literatura Hispánica en Columbia University, Saint Peter’s College, Mercy College, Montclair University, y en las escuelas públicas de Nueva York, de donde se jubiló en el 2014. En la actualidad reside en el sur de la Florida. Para comunicarse con él visite:: https://rafaelbordao.com o escríbale a su correo electrónico: edarcas@yahoo.com