“Tuve el gusto de conocer a Rafael Bordao (nacido en la década del 50, La Habana) una tarde de junio de 1988 en Madrid en compañía de mi amigo y editor de mi poesía reunida, Felipe Lázaro. Me di cuenta en seguida que tenía un discurso denso de experiencias y asociaciones libres, toca la comunicación como un jazzista, improvisando, con un vocabulario rico, pero volviendo, como hace en su poesía, a los temas que le preocupa para producir un lirismo bien meditado y sugerente.”
[Tomado del prólogo por LOUIS BOURNE
Profesor Emérito de Español
Dept. of World Languages & Cultures
Georgia College & State University
Milledgeville, GA 31061
Poemas de Rafael Bordao
Distancia II
En medio de coños y cañas hay una cuba de fábulas,
una nomenclatura envejeciendo
y un esqueleto de efemérides abandonado.
Hoy la lógica prefiere la redondez de un valium
y yo me sentaré a cantar
sobre un cojín de frondas
el tema de mi entelequia:
He crecido como un obelisco a fuerza de ebulliciones,
me vistieron de aniversarios y rubores
y de una condicional monomanía: hastío.
Mi numen de saliva
late con estival trascendencia
y óptimo albedrío,
mis remos carcomidos
por un mineral pletórico e inflamable
me alejaron de un depósito de fimo.
¿Adónde voy ahora con esta voz erecta
hollando ensombrecidos restos
de gargantas sonoras?
[Proyectura, 1986]
Instrucciones para un joven poeta
Da miedo ser poeta; da miedo ser
un hombre consciente del lamento
que exhala cuanto existe.
Gabriel Celaya.
Lo primero que debe hacer
un auténtico poeta,
es lavarse bien la boca
(auto recetarse gárgaras)
y ponerse los zapatos
más estables y oscuros;
luego
echar andar por el planeta
tomando el pulso de cada cosa,
escudriñando toda respiración
auscultando el sonido de las emociones
y llevar siempre consigo una lupa
como el más eficaz amuleto
contra espíritus sospechosos
después
cantar, sí cantar (y no muy alto)
no sea que se ofenda algún pájaro
soñoliento en una rama
y comience a graznar sobre tu cabeza.
[Proyectura, 1986]
Testimonio de un ahogado
A los imperturbables peces
del laguito de Duke University.
Esos peces que no van ni vienen
hipodérmicos de nadar en lo remoto
inexpresivos y circunspectos
de flotar en el cansancio y el disgusto
en el agua que venda sus instantes
¿serán fragmentos de cópulas celestes?
sueñan en silencio comatoso
la ruta diagonal de todos los mortales
rojos de hipo y absortos en el ego
vagabundean por la melancolía del hombre
peces que se abruman
rotulados por la antigüedad del individuo
sordos de gloria y holgazanería
mareados de corazonadas y burbujas
empero
se apoderan del talento silente de la sombra
y se atiborran con fábulas y conmemoraciones
y se envilecen de una sabiduría errátil
tras un brillante salivazo
peces que se asfixian de nostalgia
en los antecedentes.
[Acrobacia del abandono, 1988]
Acrobacia del abandono
Arrojado al silencio
como un ente que nadie reconoce
como una gota incógnita y escurridiza
casi en el borde del ocio
sumido en la hipnosis del idiota
sin hospicio ni hora
rotulado por una incorpórea vergüenza
al aire libre y solo
como un loco o un santo
sentado en la arisca piel del orgullo
Denso d pensar en la ausencia
de arruinar con estremecimientos la mente
destilando la enjundia
el álgebra que subyace en los sueños
asido al hallazgo de la memoria
a la incidencia
al vocablo que vincula
buscando en la periferia un gancho
alguna luz que se derrame
alguna longitud que persevere
al margen de la amnesia
con la cabeza henchida de ocasos y equipajes
sentado con esos dioses
que no saben quienes fueron
mirando a los niños guiando bicicletas
-marciales y equilibristas-
rellenos de velocidades y filamentos
Y desde esa arista observo lo figurativo
lo inalterable
el ojo ajeno
un trazo luctuoso de perspectiva
-emponzoñando la dicha-
absoluto en el éter
anegando la transparencia del parque
la cualidad perenne del abismo
Empero las aves que trascienden en el vuelo
olvidan con su instinto cabal
los anuncios que no entienden
la herejía que borbolla
en el hacinamiento y el llanto
la perspectiva de cansancio
y divulgan su canto esencial
-incurable y olímpico-
su melodía de aire
en la acrobacia sin fin
de mi espíritu.
[Acrobacia del abandono, 1988]
Pájaros insomnes
En el parque de Washington Square
los pájaros no duermen.
¿Cómo podrían dormir estas aves delirantes
estas limosnas de la providencia,
sobre este étnico galope que retumba
hasta en los refugios de la muerte?
Se pasan toda la noche fermentándose
adormecidos en un perenne forcejeo
entre el equilibrio y el árbol,
y causan la atención de los perros
que les ladran su vetusta esperanza,
al verlos que caminan fallidos y mareados
justo en el borde del abismo.
Y no buscan la copa de los árboles
ni el favor del éxtasis en lo último,
ni se protegen tras las ramas
para proyectar el canto
o esconderse de la gente,
sino que luego de inhalar el humo
-esas sobras que tiran los excesivos-
se lanzan inobedientes hacia el pavimento
a caminar entre el prójimo doliente,
mirando con nostalgia una miga de pan
que contrapesa un fondillo de luz
allí donde el tamaño de los hombres es un estorbo;
mirando la colilla de un cigarro sin aliento
que ha estampado su aura amarillenta
en el tranquilo corazón de un papel;
mirando con lástima de pájaro
el inquietante egoísmo del tiempo,
que aumenta la ceniza y el polvo,
la esperanza y la flecha;
absortos y descorazonados
entre la petulancia de los hombres.
[Acrobacia del abandono, 1988]
Contraste
Veo casas que estallan de placeres
y yo me aburro de vivir tan inocente como un huevo
en este sitio demencial,
donde todo es perfecto y transitorio.
Los enamorados estiran la noche como si fuera un chicle:
la noche crece entre sus labios húmedos.
Luego se acuestan a dormir en ella
con pálidas flores largas
entre los brazos gráciles y desnudos.
(Siempre hay enamorados suicidas
en las madrugadas cansadas. Prefieren las lunas de lobos
y aúllan hacia el cielo,
donde una estrella espera la señal,
para hacer un pestañeo inolvidable).
[Acrobacia del abandono, 1988]
Pronóstico
Un día
-cuando no haya luces
en tu habitación-,
te despertarás sobresaltado
y te darás cuenta que has envejecido,
dilapidando tu cara pública en los espejos
(tu rostro como un emblema sagrado)
a fuerza de otear la tristeza.
Ese día
-será la fecha que niega
lo que somos, lo que fuimos y seremos-.
te sentirás caduco, abismal y misterioso,
salpicado de fango, ritos y secretos:
sabrás -después de todo- que la vida
es un caos y una disimulada censura
y que en el lado opuesto hay unos labios
que lactan sutilmente el aliento.
[Acrobacia del abandono, 1988]
Ola uno
La mer, la mer, tojours recommencee!
Paul Valery
Ola retórica de agua
que te suicidas
en los umbrales
de tu propia elocuencia.
Dale tu golpe
olímpico de sal,
quiere abrir con sus manos
tus ostras.
Dale tu furia
de cangrejos sumergidos
y tu sonora eyaculación
de espuma,
antes que arrecie el mar
y renazca (forever)
el olvido.
[Escurriduras de la soledad, 1995 / 2008]
Ola dos
Bajo la muda navegación de su alma
el viajero mira los peces más brillantes
el espinazo de un bote carcomido
por el menosprecio de la soledad,
sobras que emergen, espectros de memorias
que se destiñen y pudren
allí donde la palpitación del agua
interrumpe el brevísimo coito
de los peces.
[Escurriduras de la soledad, 1995 / 2008]
Ola tres
Y fue tanta su urgencia
que de pronto se vio en lo más abierto,
emboscado por la uniformidad del cielo
y por lo errabundo de las aguas,
como un pez más del mar último
que atraviesa la quimera de la noche,
su minucioso y eterno pestañeo
buscando en el instante fugitivo
su inaprensible cambio.
[Escurriduras de la soledad, 1995 / 2008]
Ola ocho
Cuando los niños
con su oficio de dioses
le corten un crespo
de ternura,
cuando tú le devuelvas
las tímidas canoas
y los intrépidos
navíos
de tu vigor salino,
entonces
te hará con sus enojos
un monumento
en el risco
más renuente,
a donde irá a leer
con una vela.
[Escurriduras de la soledad, 1995 / 2008]
Ola violeta
Grey peak of the wave/
wave, colour of grape’s pulps…
Ezra Pound
Linfa de asombradizos
ojos autumnales,
toda la magia
de tu cuerpo
ha sido elogiada
por sus labios:
abre tus rombos de huchas,
las fechas ininflamables
y vierte todas tus cuitas,
encima de su valentía.
(Cárdenos y adiposos
los golpes de mar
abortan el ocaso).
[Escurriduras de la soledad, 1995 / 2008]
Ola negra
Y cada ola quisiera ser la última.
José Emilio Pacheco.
La soledad
ciega como una piedra
que cae en las entrañas
del abismo,
sin voz como los peces
que callan y reciben
el incentivo fatal,
rompe el himen de la noche
con su efímero secreto.
Voltea, ola, tu inmarchitable
corazón nervioso,
las voces que se apagaron
en el desamparado infinito,
las tablas del infausto bote
que resoplaban sus fobias
su brisa de misterio,
vencidas por la insonoridad
de los gritos.
[Escurriduras de la soledad, 1995 / 2008]
Días como éstos
A José Olivio Jiménez
Tan alto es este día
que caigo desde él
precipitado y tonto
como una pera cansada.
Estos días gravitan
como nubes de auras;
alfileres de distancias
me perforan la piel.
Días como éstos; desgañitándose
entre las calles sordas,
sin paz, sin aviso de Dios,
bebiendo Coca-Cola
desenfrenadamente
y mi vieja oración sin alas
trepando los rascacielos fríos;
sin tokens
esputando el Marxismo
contra la acera más dura,
disponible como una cebolla
en un restaurante chino
a bolina la infancia
como un papalote
acaso en los confines de la soledad
como un trapecista sin público,
sintiendo que la patria fluye
como un desbordamiento misterioso,
en un vetusto y tolerante
parque de New York.
[El lenguaje del ausente, 1998]
Fábula de la cucaracha
Siempre andan distraídas:
¿adónde irán tan urgentes?
¿cómo serán por dentro?
Carecen de artilugios para evitar incendios,
se inflaman en los fogones de las casas
con obvio desenfreno,
coexisten sumergidas en las intimidades
como un asterisco,
y de noche pervierten su castidad
en la harina.
Son nerviosas:
diminutos motivos de expresiones groseras;
preceden con lujuria la lluvia,
aumentan el orgullo de los desheredados,
e incentivan con su noticia el asco.
Nadie las oye quejarse: ¡ay!,
mas revientan con ardor
en las tertulias placenteras.
Corren como beodos delirantes,
sintiendo que la culpa les fustiga:
¿adónde irán estos ubicuos transgresores?
(No hay mayor genocidio que la de éstos
fisgones cotidianos).
¿Cuánto viven, serán longevas, asmática, miopes?
Y las albinas qué juez las sancionó a vivir
en las tenebrosas alcantarillas
de todo el planeta,
cuál fue el delito (¿espías u obscenas?):
son tan humilladas como un negro etíope.
Las cucarachas están plagadas de azares fortuitos
y de un insolente despilfarro de locura,
mueren de un instante exacto
y expelen un estampido sincero:
No transmigran.
[El lenguaje del ausente, 1998]
Vivisección de la Gran Manzana
A Gerardo Piña-Rosales
En invierno Manhattan queda desmaquillada.
La ciudad desentierra sus retratos de hielo
sus falsos alicientes de saliva
desteñidos con la baba de las brujas
que deambulan con sus lánguidos ropones
sus gélidas y fatídicas mortajas
con las que embelesan y estrangulan.
La nieve ¿qué es la nieve?
sino un poker de hielo transubstanciado en confetis
blancas expediciones que hábilmente van cayendo
sobre la inexactitud de los hombres;
las palomas son apenas unos chismes
que se recuerdan con bronquitis
encubiertos adversarios que murmullan
sus desventuras en el callejeo;
los cuervos son los bufones del parque
los tránsfugas más pobres
que desertaron de la alquimia
roncos y carbonizados;
las ardillas parecen carnosidades
que han nacido del susto y la consternación
coágulos de sueños desdibujados
que se desclavaron con el frío;
los hombres ¿qué son?
sino perecederas pieles que transportan
sus crecientes y puntuales apetitos
sus fúnebres reminiscencias de carbón
entre profanos rascacielos,
huyen tras sus borradas fisionomías
estremecidos por el vertiginoso torbellino
de la erotomanía y el dinero.
Febrero 22, 1995/ Brooklyn Heights, N.Y.
[El lenguaje del ausente, 1998]
Estratos del horizonte
Para Ángel Cuadra.
Nadie pudo ver al desterrado
abriendo la mirada indispensable
a la instintiva noche fugitiva
cuando el mar era un rostro humano
y contenía la sanguínea espera
en donde se mezclaban sueños amorfos
infinitesimales hilos de ternura
astillas de soledades decisivas
que se arremolinaban y discurrían
por las recóndita grietas donde la libertad
intercambia su memorable insomnio.
Enero 1, 1996 / Brooklyn Heights, N.Y.
[Propinas para la libertad, 1998]
Órbita de un sobreviviente
Abrirás por un instante los ojos
como en los sueños donde peligra el soñador
y te verás allí tumbado como una balsa
en un orilla deshabitada y silenciosa
que no conoce la noticia ni el rescate
sepultado por endémicas y enfurecidas moscas
que anuncia su consagración imaginaria
allí donde el fugitivo se detiene.
Harás un adorable pestañeo
un oscuro reproche de verte ajeno
emboscado en el ocio
como un escombro anónimo del sueño
en donde flota la inmundicia
con sus decoraciones oficiales
sus fétidos e inexpresivos trenes
que atraviesan con entumecida prisa
la imprecisión de la tristeza.
Octubre 4, 1994 / Brooklyn, N.Y.
[Propinas para la libertad, 1998]
Instante de la lentitud
Para Odón Betanzos Palacios
Partir
dejar atrás lo que fuimos un día
una costumbre más entre la muchedumbre
que no cesa de robarse la fortuna
un ardiente pedazo de fisonomía
que fluía inflamado hacia las flores
donde me hundía furiosamente
buscando la incandescencia de la luz
emboscado por clandestinos ciempiés
que obcecados en su callada marcha
dejaban sus diminutos misterios
sus mudas y simultáneas misas
en el monasterio de mi corazón.
Febrero 22, 1995 / Brooklyn Heights, N.Y.
[Propinas para la libertad, 1998]
El robo de la Libertad*
De noche
Manhattan no pesa nada,
los desamparados la desatan
y se la llevan de fianza a la locura,
en donde la falsean y la desangran
con vengativa impiedad.
Y nadie se despierta en medio del sueño
(ese sueño astuto y apresurado)
para ver el destierro, el desahucio,
el tráfico de órganos corpóreos,
el robo de nuestros propios cuerpos
lanzados sobre el vientre de las calles;
no quieren despertarse de ninguna manera
y ver todas sus famas rotas,
los muebles de sus casas ardiendo
en las tóxicas hogueras de los parques;
fogatas enfermizas donde mascullan,
ajenos y aburridos los que no tienen abrigo;
ni siquiera la dama de la antorcha*
(esa inspiración para solteros)
desaloja de las camas a los ingratos
que desestimaron la ruta del amor,
y se arrancaron los ojos inevitables
para no ver el trasplante más íntimo,
ni sus propias lágrimas en el puerto
y se quedaron ciegos para siempre
con la nube primigenia del vacío,
sin poder hacer nada contra el robo,
la perversidad y el crimen;
sin lograr evitar el menoscabo
de ver como le hurtan los sesos a la Estatua,
sus ojos más antiguos y alegóricos
y se los echan a los transidos y enajenados roedores,
que salen poseídos de sus asilos
a enflaquecer las noches más humanitarias,
hasta que las desploman a dentelladas
sobre el género humano.
Se quedaron intransferibles y privados,
amarrados al fantasma de sus malicias,
con esplendentes y feroces velocidades
sobre la fortuna indisputables de las moscas.
New York City, julio, 1990.
[Los descosidos labios del silencio, 2000]
*Este poema recibió el Premio Internacional “Fernán Esquío” de Poesía de 1998 en Galicia, España. [La Estatua de la Libertad].
Corona del desterrado**
La nieve es algo humano. Javier García Sánchez.
Nieva, está nevando
tan apacible y solemnemente,
como si nuestras manos pasajeras
llenas de fibrosas expresiones
se hubieran quebrantado,
como si ya la nieve voluptuosa
unida al entendimiento de la sangre,
nos dejara en la memoria
lo más pequeño, lo más frío,
aquello que de repente apaga
las brasas incandescentes del espíritu,
que lento y agonizante sucumbe
bajo un exclamatorio alumbramiento.
Nieva, está nevando
como si ya nada se opusiera
a la caída, al desamparo,
como si no hubiera porteros
ni enterradores en el mundo,
acaso esta nieve
no sea más que un sordo aplauso
para el furtivo desterrado,
acaso sea el sepelio
de todo lo estentóreo y sombrío,
que irrumpe serenamente
sobre nuestras ufanas estridencias.
Nieva, está nevando
al otro lado de mi incendio,
allí donde se despelleja el silencio,
donde no queda hueso sano
para golpear la tristeza,
tal vez sea esta nieve la memoria
de todo el aburrimiento acumulado,
quizás sea lo que nos deja el orgasmo
en la creciente fusión de lo impreciso,
un exceso cimbreante de chispas
que apaga su combustión en mi cabeza.
[Los descosidos labios del silencio, 2000]
**Este poema fue premiado en Francia por la revista “La Porte des Poetes” en 1994.
Los ahogados del Golfo
A los cubanos que se han ahogados buscando la libertad que le niega la dictadura de Castro.
Nunca atracaron al puerto
se quedaron en la retentiva de las aguas
arrítmicos, enfáticos y deshechos
soñando con el muelle, la libertad y el bote
mientras caían con los bronquios inflados
en el festín de los peces;
nunca atracaron al puerto
se hundieron lentamente en lo más sordo
desamparados en un silencio inmundo
con los ojos ensangrentados de recuerdos
sintiendo la doble digestión
de la esperanza y el naufragio.
Manhattan, N.Y., julio 17, 1990.
[Los descosidos labios del silencio, 2000]
… de la sombra
¡Muéstrame, oh Dios!, la portentosa
mano que hizo la sombra; la pizarra
oscura donde se escribe el pensamiento
humano. —Antonio Machado
Traducir el alma es
observar la sombra:
el alma se hospeda enjuta
encima de un mudo reposo
La sombra es puntual
pusilánime y escurridiza
y el color de su piel
es idéntico al acoso.
(Toda sombra es un cuerpo
fuera de su horma
que escapa hacia el infinito).
[El libro de las interferencias, 1995]
… de las moscas
Las moscas
¿qué sarcasmo o qué gloria nos proponen
de qué vergüenza han sido desterradas?
Son dueñas del alarde,
la reminiscencia y el polvo,
letras audaces y remotas
que nunca fueron escritas,
lágrimas quemadas que renunciaron al fruto.
¿Serán bocetos de las suposiciones,
algún secreto elogio de la voluntad,
vitalidad de dioses?
Son fronterizas y golosas,
y a menudo friegan sus enjutas patas
para juzgar al individuo,
y no contentas con su reputación
exhiben su cópula con habitual arrebato.
(Las moscas son dicterios inconmovibles
que gravitan en torno a la caída).
Nueva York, 1986.
[El libro de las interferencias, 1995]
… del tiempo
No hay tiempo
solo hay infinitud y encogimiento,
rasgos de muerte que cargan nuestros cuerpos
transidos de temblorosas emboscadas;
sombras que se ahuyentan
y nos dejan el alma en el lindero
de la inspiración y la encarnadura;
el alma como una embarcación inevitable
que zarpa cada noche de algún puerto,
y se aleja de las costas y los nervios
con la nostalgia que sólo deja el humo;
no hay tiempo
los relojes todos continúan el hurto,
la distancia y las vueltas.
[El libro de las interferencias, 1995]
… de la sucesión
A mi hija Aisné
Alguien debe ir por dentro
para que no se rompa la esperanza
que envuelve la existencia;
alguien como los minerales inescrutables
está obligado a ser inédito
y atravesar la vida con taciturnos pasos
llevando a cuesta todo el ensordecimiento
para que no le atolondren los aplausos;
alguien debe ir por dentro
como la sangre que nos alimenta
con su inocente misterio;
alguien que no muera, sempiterno
que le inyecte sueños a las sombras
para que unas y otras se transmitan
el cariño.
Brooklyn, N.Y., 23 de julio, 1994
[El libro de las interferencias, 1995]
Biografía de Rafael Bordao:
Rafael Bordao, Ph.D. (La Habana Vieja). Poeta, escritor, editor, profesor y exiliado cubano. En octubre de 1962, le faltaba una semana para salir solo de Cuba por la Operación Pedro Pan, pero al desatarse la inquietante Crisis de Octubre, todo se paralizó y cerraron las salidas del país. Se matriculó en la Facultad de Psicología y en la de Artes y Letras de la Universidad de La Habana (1969-70), pero fue expulsado por diversionismo ideológico y borrado de los archivos del estudiantado, a petición de la Seguridad del Estado. En marzo de 1980 fue citado por la Seguridad del Estado (en Villa Marista), para ser entrevistado por un teniente que dijo llamarse, Risquel; éste lo amenazó con ir a la cárcel de 5 a 10 años, de continuar escribiendo en contra de los líderes de la revolución; de regreso a casa fue acompañado por un militar para que le entregara una novela inconclusa y otros manuscritos, esto sólo podían saberlo, por un joven escritor (supuestamente su amigo) con el que se reunía ocasionalmente, para leerse mutuamente lo que cada uno escribía. Estudió por extensión universitaria cursos de Periodismo, Historia de la Literatura, francés y Apreciación de las Artes Plásticas, entre otros. Obtuvo dos Maestrías y un doctorado en el Teachers College de la universidad de Columbia en New York City. Su obra poética ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales. Es autor de los poemarios: Proyectura; Acrobacia del abandono; El lenguaje del ausente; El libro de las interferencias; Propinas para la libertad (Primer Premio / Premio Internacional de Poesía «Poeta en Nueva York» 1997; Los descosidos labios del silencio y Los despojos del sueño / The Debris of Dreams. Su poesía ha sido publicada en más de 60 antologías en inglés, español, francés y portugués, y en numerosas revistas literarias de Estados Unidos, Hispanoamérica y Europa.
Su libro de crítica social, La revolución de Castro: Un aborto perfumado, se publicó en Colombia en 1999 al cumplirse 40 años de socialismo en Cuba. En 1998 fue honrado en el Teacher’s College de la Universidad de Columbia de New York, como «Homme de Lettres» (Medalla de plata y Diploma) de la Academia de Arts-Sciences-Lettres de Francia, y ese mismo año fue el ganador del Premio Internacional, “Fernán Esquío”, con sede en Galicia, España. Sus poemas han sido parcialmente traducidos al inglés, francés, italiano, portugués y hebreo.
Su tesis doctoral en Columbia University, La sátira, la ironía y el carnaval literario en Leprosorio (Trilogía Poética) de Reinaldo Arenas, fue seleccionada y publicada en el 2002 por la editorial norteamericana, The Edwin Mellen Press. Fundó y dirigió en Nueva York las revistas literarias internacionales: La Nuez (1988-93) y Sinalefa (2002-2014).
Ha ofrecido talleres de poesía y ha sido invitado a dar conferencias y a leer sus poemas en diferentes universidades, bibliotecas, y en la icónica Biblioteca del Congreso en Washington, D.C. Enseñó Español, Español Conversacional y Cultura y Literatura Hispánica en Columbia University, Saint Peter’s College, Mercy College, Montclair University, y en las escuelas públicas de Nueva York, de donde se jubiló en el 2014. En la actualidad reside en el sur de la Florida. Para comunicarse con él visite:: https://rafaelbordao.com o escríbale a su correo electrónico: edarcas@yahoo.com